LÍNEAS BAROJIANAS

Entrenamiento periódico de un humilde periodista

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Location: MADRID, MADRID, Spain

Periodista.

Thursday, November 29, 2007

2007: varios pisos en ascensor

La desventura se cebó conmigo, como cada año, recién comenzado 2007. Un número que sé que encierra algún que otro significado esotérico de ésos que, por fortuna, me siento liberado desde hace tiempo.
Fueron, pues, otras las causas de mi ansiedad y de mi angustia. Pese a todo, éstas conservaban un mismo origen estructural en mi cerebro. Cabe preguntarse qué hizo entonces que diese un giro radical en su capacidad para engañarme: acaso, por paradójico que resulte, una cualidad suya, al menos en buena parte: la voluntad. Y también los sentidos: éstos y la mente conforman, ya se sabe, las seis vertientes de la concepción clásica de eso que llamamos conciencia.
Sea como fuere, a partir del mes de mayo la ciudad de Oviedo fue el escenario protagonista de mi cambio. Comencé a disfrutar de la disciplina. Tanto la aplicada al trabajo como al ocio. En estos espacios ociosos aquélla hallaba aún el resquicio para su huida, esa palabra que expresa el concepto en femenino de la peor enemiga del hombre.
Entre tanto, llegó el verano y con él la sucesión de viajes más intensa que he vivido hasta hoy: Santander, Bilbao, Berlín, Roma... Y otras de índole laboral que, lejos de cerrar un círculo, me abrieron la mente a perspectivas ilimitadas. Porque, en efecto, la superación personal de los últimos meses del año ha ratificado un razonamiento: no debe uno ponerse techos a sí mismo. Cosa distinta –e indiferente– radica en que esos topes se rebasen siempre dentro de un mismo edificio: el de quien uno es.
Aclarado este punto, el fin de los 365 días de 2007 no me genera ansiedad alguna. Por el contrario, albergo ilusiones para el que le sigue que darán, de salir adelante, un enfoque integral a mi existencia (y a la de mi amada Estefanía). No se trata del “cuento de la lechera”. Tan solo de un concurso literario en el que me pedían hechos reales convertidos en ficticios. Sólo que, como demuestro al llevarlo a la práctica, el resultado dista mucho de la ficción. Tal vez acabe de hacer el retrato más fidedigno de una persona, la mía, que posee la dicha de conocerse. Con esto basta.

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